«Repartimos unos tactímetros que son como unos relojitos pulsera. Eso nos ayuda a medir, a tener una medida objetiva de la actividad de sueño y vigilia de la persona», sostiene Lescano Charreau, quien tiene una beca doctoral para medicina del sueño y ciencias del comportamiento. Este experimento, realizado en colaboración con la Universidad de San Andrés, utiliza pulseras monitoras para registrar el ciclo circadiano de los jueces y correlacionarlo con sus fallos, así como con cuestionarios sobre estrés laboral y actividades diarias. La iniciativa busca comprender cómo la falta de sueño, un problema global creciente, puede afectar funciones cognitivas como la memoria y la toma de decisiones, similar a su influencia en otras profesiones críticas. Además, el estudio también considera la importancia de la zona horaria de Mendoza en la investigación y las posibles implicaciones futuras para las políticas públicas en el sistema judicial. Se espera que los resultados preliminares estén disponibles en los próximos meses, con el objetivo de establecer posibles recomendaciones para mejorar el rendimiento de los jueces.

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