Tanto el gobernador como el procurador de Mendoza han expresado que la justicia (o algunos jueces) es en extremo garantista o tiene una visión demasiado benévola. Argumentan que esto lleva a la aplicación de penas mínimas para ciertos delitos. Consideran que esta tendencia a las penas mínimas provoca que las personas privadas de libertad salgan rápidamente de la cárcel y luego reincidan o sean reiterantes, generando inseguridad.
Lucas Lecour describe la justicia mendocina como bastante robusta. Aunque reconoce que algunos jueces pueden tener una mirada un poco más benévola y otros una mirada un poco más dura, afirma categóricamente que «de ninguna manera se puede calificar a la justicia mendocina como garantista». El magistrado respalda su argumento con el hecho de que la población carcelaria mendocina ha mostrado un aumento constante a lo largo de los años. Considera que este incremento fuerte en la población en las cárceles «deja en claro de que no existe una puerta giratoria» y que «no existe una justicia tan benévola como la quiere marcar el gobernador».

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