Simplificar «vivir está bien, morir está mal» barre abajo de la alfombra unas situaciones que la verdad pueden ser durísimas y ignorarlas, o tratar de esconderlas, no le hace bien a la sociedad entera.

Salgueiro explicó que la ley —impulsada en 2020 y demorada durante años en el Senado— finalmente fue aprobada, pese a la resistencia de sectores conservadores y religiosos (aunque la influencia de la Iglesia en el país es limitada).

El proyecto, aprobado finalmente tras el cambio de gobierno, mantiene su espíritu original: permite solicitar la eutanasia a mayores de edad psíquicamente aptos que padezcan una enfermedad terminal o un sufrimiento irreversible e insoportable. La principal modificación fue la incorporación de una junta médica en caso de desacuerdo entre los dos médicos evaluadores.

Salgueiro destacó que el debate giró más en torno a las garantías del procedimiento que a cuestiones religiosas, y que la discusión de fondo fue sobre el valor de la vida en relación con su calidad:

La vida no debe entenderse solo como un fenómeno biológico, sino también por su calidad.

La integrante de la ONG Empatía Uruguay enfatizó que su país mantiene un clima de discusión política más tranquilo en comparación con Argentina que le permiten dar discusión a estos temas, aun teniendo desafíos internos como la economía y la violencia.

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