“Vamos a redoblar nuestra apuesta, a estar en la calle, y sobre todo convocamos a los sectores que aún no se están movilizando. Invito a los centros de estudiantes, a las conducciones sindicales y a todos los sectores que todavía no salen a la calle. Necesitamos estar ahí, defendiendo el agua, lo más básico.”
Liza relata que la policía los emboscó y detuvo sin provocación previa, sin dar explicaciones ni informarles de los cargos, lo cual ella describe como una serie de violaciones a los derechos humanos y un acto de represión estatal con un claro mensaje disciplinario hacia la protesta social.
«Estaban agarrando a todo el mundo, esa era la directiva. A mí me agarra (Mario) Riili (el Comisario) por la espalda, una persona del doble de peso. Antes de eso habían intentado agarrar otras personas. Es un claro mensaje disciplinatorio, no lo van a lograr«
La activista nos cuenta que pasó 50 horas detenida en condiciones infrahumanas y posteriormente fue imputada basándose en una denuncia del jefe de policía por un supuesto rasguño, un cargo que considera una excusa para la violencia institucional.
Tuve un poco más de de dos días detenida, sin ningún tipo de explicación. Recibimos información mucho tiempo después de estar detenidos en condiciones infrahumanas. Tuve un pedazo de colchón; básicamente dormís en el suelo. Tenemos que repreguntarnos qué tipo de democracia queremos construir y hacia dónde. Estamos reclamando por el agua pura.
